Permiso para contaminar
Oscar Reyes | Thursday, 07 February 2008

Lejos de intentar solucionar el problema del cambio climático, los tímidos planes de la UE premian a aquellos que van en la dirección contraria. 

Con la promesa de reducir las emisiones de carbono en un 20% de aquí a 2020, la UE dice ser el líder mundial en la lucha contra el cambio climático. Pero si arañamos un poco la superficie vemos que todo el proyecto es como una cortina de humo, un truco para permitir que la industria Europea siga contaminado.

Lo mas importante de la propuesta de la Comisión Europea, publicada el pasado 23 de enero, es que asume que el sistema del comercio de emisiones (ETS siglas en ingles) pondrá un precio elevado en las emisiones de carbono y que esto incentivará el cambio hacia las energías renovables. Esto se apoya con el objetivo del 10% de agrocombustibles para el transporte para 2020. Ambas medidas son perjudiciales.

La Comisión asume que el ETS da “permisos para contaminar” a la industria, producirá una manera práctica de conseguir su objetivo. Estos permisos concedidos tienen como resultado ganancias extraordinarias para las industrias que utilizan energía intensivamente. Ahora, propone subastar la mayor parte de estas licencias para contaminar, aunque un lobby intensivo ha tenido como resultado en una serie de opt-outs* y retrasos. Lo que realmente ocurre es que la UE está ofreciendo a las industrias contaminantes una ampliación en los plazos. Esto a pesar de la aplastante evidencia por parte del IPCC de que los próximos 15 años serán cruciales en la lucha contra el cambio climático.

Aunque todavía hay problemas más fundamentales en los ETS, como el fracaso que se ha observado en su primera fase (2005-07). Bajo presión de las industrias, la UE fue demasiado generosa en distribuir los créditos de carbono. Como resultado, más del 90% de las plantas industriales pesadas cubiertas por el sistema emitieron menos de la cuota gratuita asignada. El precio de mercado de los créditos se vino abajo, la contaminación siguió su ritmo y las compañías en cuestión se hicieron de oro al pasar los “costes” imaginados a los consumidores.

La segunda fase que comenzó este mes, impone unos límites más severos en el número de créditos asignados dentro de Europa. Pero los agujeros se mantienen. En particular, las compañías ahora pueden importar créditos desde los países del Sur, lo que ofrece una forma barata de cancelar su fracaso en la reducción de emisiones.

Por otra parte, el objetivo de los agrocombustibles de la UE, se está viniendo abajo ya que cada vez existen mas evidencias de que la expansión de este sector tiene un efecto neto negativo. He comprobado de primera mano que los cambios en el uso de la tierra para acomodar los agrocombustibles conllevan unas prácticas agrícolas insostenibles y han disparado fuerte conflictos por las tierras, todo esto anula los posibles beneficios netos de pasar de los combustibles fósiles a los agrocombustibles.

El lunes 21 de enero, la Auditoría medioambiental de The House of Commons pidió una moratoria en los objetivos de los agrocombustibles, por dos motivos: el impacto del cambio del suelo y por miedo a que los agrocombustibles puedan emitir mas gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles. La comisión dice haber solucionado el problema por medio de un estricto “criterio de sostenibilidad”, pero la definición de este término incluye solamente unas medidas muy cortas en cuanto a criterios medioambientales se refiere, sin tan siquiera mencionar las preocupaciones sociales y laborales.

La UE puede estar proclamando una nueva hoja de ruta sobre el clima y la energía, pero una que va en la dirección equivocada. Al concentrarse en el precio del carbono en lugar de imponer regulaciones para reducir las emisiones ‘en casa’ está ofreciendo a los contaminadores los medios para comprar su salida y así no tener que tomar acciones contra el cambio climático. Al insistir con los objetivos de los agrocombustibles complica el problema al incentivar medidas que incrementarán las emisiones. Y al fijar un objetivo del 20%, en lugar de las reducciones que la ciencia demanda, nos muestra una falta de ambición, que por mucho que se hable sobre “liderazgo” en el cambio climático, no va a poder ser ocultada.

* (opt-out: Retirada voluntaria)

Traducido por Félix Nieto para Globalízate

source: www.tni.org